Esta noche llega a las 9:00 pm., a Caracol Televisión el estreno de 'Cuando Vivas Conmigo', la nueva producción basada en el novel...
Esta noche llega a las 9:00 pm., a Caracol Televisión el estreno de 'Cuando Vivas Conmigo', la nueva producción basada en el novela de Mario Vargas LLosa, que sin lugar a dudas promete robarse el corazón de todos los colombianos.
Sinopsis
Gertrudis y Armida son dos jóvenes diametralmente opuestas. Gertrudis es sumisa, retraída, insegura, tímida. Armida es rebelde, extrovertida, segura de sí misma, impulsiva y dueña de una belleza perturbadora. Son las dos caras de una misma moneda. Se quieren y se respaldan mutuamente como lo que son: hermanas. Pero la vida no ha sido fácil para ninguna.
Su tía Luzmila, dueña de un parador de carretera las ha hecho trabajar, desde que quedaron huérfanas, como meseras, negándoles cualquier tipo de amor familiar y también el estudio. Cansadas del maltrato, sueñan con tener una vida distinta. Pero Gertrudis no tiene el valor suficiente para huir. Armida insiste en que es la única salida que les queda y cuando por accidente se entera que su tía está dispuesta a venderlas a un hombre de muy dudosa reputación, logra convencer a su hermana de que llegó el momento de escapar. Juntas hacen un plan que sale mal.
En medio de un incendio que lo consume todo, Gertrudis y Armida se separan con tan mala suerte que cada una piensa que la otra ha muerto.
Serán necesarias dos décadas para que ambas hermanas vuelvan a encontrarse. Gertrudis vive hoy en Bucaramanga, mientras que Armida vive en Bogotá. Gertrudis sobrevivió milagrosamente el incendio gracias a que un ángel guardián se le apareció en el camino y la cuidó hasta que ella logró recuperarse.
Ese ángel es hoy en día su esposo: Felicito Yanequé, un hombre humilde, trabajador, que está empeñado en cumplirle a su padre la promesa que le hizo en el lecho de muerte: salir del lodazal y jamás dejarse pisotear de nadie. Comenzó hace años como conductor de un camión, pero hoy en día es el dueño de una importante transportadora de la región: la Transportadora Narihuala. Es también el padre orgulloso de sus dos hijos: TIBURCIO y MIGUEL.
A pesar de ser el dueño de una empresa pujante, Felicito y Gertrudis siguen teniendo una vida modesta en la misma casa que compraron hace 19 años cuando ella le dijo que estaba esperando un hijo suyo. No se puede decir que ella lo ame, pero se ha acostumbrado a una vida tranquila donde el único sobresalto que de vez en cuando le roba la calma es el temor de que algún día su esposo compruebe que su hijo mayor, Tiburcio, no es en realidad su hijo. Cargar con este secreto ha sido su peor castigo. Gertrudis jamás le ha confesado a nadie que Tiburcio nació cuando se entregó completamente enamorada, y por primera vez, a un mecánico que la sedujo con falsas promesas de amor y que luego resultó ser el amante de su tía.
Pero para el mundo, el matrimonio de Felicito y Gertrudis es perfecto hasta que un hecho viene a interrumpir la paz del mundo de la familia Yanaqué: Felicito recibe una boleta de extorsión en donde lo invitan de manera muy educada y cordial a pagar una “suma razonable” de dinero a cambio de no atentar contra su empresa.
Por su parte, en Bogotá, Armida -que aún no sabe que su hermana Gertrudis está viva- está a punto de renunciar a su trabajo como empleada de servicio de una elegantísima y distinguida familia Bogotana para la cual trabaja hace más de 7 años.
Cuando llegó a Bogotá –luego del incendio- era todavía una niña que se abrió camino de todas las maneras posibles. Fue vendedora en la plaza de mercado, mesera, peluquera y sí, hasta bailarina erótica en un bar hasta que consiguió un trabajo estable y más o menos bien pago cuando entró a trabajar como cocinera en la casa de la familia Herrera.
Pero sus sueños siempre han sido otros, insiste en que ella algún día hará plata y que lo único que le ha faltado es una oportunidad. Desde que era niña se destacó siempre por su baile y con los años se inventó lo que ella considera que la sacará de pobre: el CHAMPETÓN, una técnica de baile que promete grandes beneficios para la salud y obviamente resultados comprobados para bajar de peso. Armida lleva años ahorrando para montar su academia de Champetón y está apunto de lograrlo, por eso tiene que renunciar. Su vida parece estar mejorando excepto por su relación con NARCISO, su novio desde hace cuatro años, que aunque la adora no se decide a dar el gran salto hacia el matrimonio. No importa lo que Armida diga, Narciso no se convence. No se quiere casar.
Por lo pronto, Armida se contenta con renunciar para montar su propio negocio, pero cuando le está explicando a su jefe, DON ISMAEL HERRERA, el viudo millonario y dueño de una importante aseguradora, por qué necesita renunciar, éste sufre un infarto. Convencida de que lo mató, Armida llora y sufre por la muerte aparente de quién ha sido el mejor jefe de su vida.
Terco como mula, Felicito es un hombre de principios. No da su brazo a torcer. Modesto, prudente y orgulloso. Aprendió de su papá la más importante lección de todas: en la vida uno no se debe dejar pisotear por nadie. Esta frase lo marcó de por vida. Honesto, trabajador, soñó siempre con salir adelante. Comenzó desde muy joven a trabajar como conductor de una empresa de transportes intermunicipal.
Ahorraba todo lo que ganaba, jamás compró algo innecesario y comía solo dos veces al día, cuando logró ahorrar cierta cantidad importante de dinero compró su primer camión que él mismo comenzó a manejar. Usó la misma metodología que ha usado siempre y es seguir gastando como si fuera empleado y uno independiente y así poco a poco y con la ayuda de Gertrudis, que jamás le exigió nada, fue haciéndose a una flota de 11 buses que hoy tienen algunas de las rutas más importantes de la ciudad.
Es extrovertida, alegre, impulsiva. No le teme a casi nada. Sexy, atractiva, siempre consigue que los hombres se volteen a mirarla. Tiene un cuerpo perfecto, gracias a que adora el baile. Desde que tuvo que salir corriendo a los 13 años de un incendio que la separó de su hermana llegó a Bogotá buscando un futuro mejor. En su recorrido hizo de todo: vendedora de frutas, en la plaza, mesera, ladronzuela, peluquera y hasta bailarina de striptease.
Hace 10 años consiguió trabajo como empleada de servicio en la elegante casa de los Herrera. Allí se hizo la mano derecha de Clotilde la señora de la casa que murió no sin antes hacerle prometer a Armida que cuidaría de su esposo y de sus hijos. En el presente, Armida tiene dos sueños: dejar su trabajo como empleada del servicio para montar su academia de CHAMPETÓN, una técnica que ella diseñó desde hace años y casarse con NARCISO, su novio desde hace cuatro años que la adora pero que no parece tener ganas de dar el gran paso. Dueño y señor de la aseguradora Granseguros.
Alto ejecutivo, muy inteligente, un As para los negocios. Sabe lo que es el éxito, las buenas maneras y el lujo. Es atractivo, elegante y un gran cínico. Tiene un humor negro que muchos confunden con crueldad, pero se trata solo de un hombre que no tiene problema en decir la verdad. Cree en la razón y tiene como premisa que “el que pide consejos siempre se equivoca”. Fue un esposo ejemplar de su adorada Clotilde, pero al perderla, perdió también el poco idealismo que le quedaba en la vida. Mal perdedor. Ahora no cree ni en su sombra. Ha ganado en todo excepto en educar bien a sus dos hijos, Magdalena y Escobita.
Son sus dos lunares en la vida, la primera nunca pudo encontrar un lugar en el mundo, ni un trabajo, ni un estudio ni un marido y el segundo, es un as para los negocios… ilegales. Pero sin Clotilde a Ismael no le ha temblado la mano para ponerlos en su sitio, quiere darles una lección, enseñarles a crecer. O al menos dejarles en claro que mientras que él pueda no les dejará nada para que dilapiden.
Dueño y señor de la aseguradora Granseguros. Alto ejecutivo, muy inteligente, un As para los negocios. Sabe lo que es el éxito, las buenas maneras y el lujo.
Es atractivo, elegante y un gran cínico. Tiene un humor negro que muchos confunden con crueldad, pero se trata solo de un hombre que no tiene problema en decir la verdad. Cree en la razón y tiene como premisa que “el que pide consejos siempre se equivoca”. Fue un esposo ejemplar de su adorada Clotilde, pero al perderla, perdió también el poco idealismo que le quedaba en la vida. Mal perdedor.
Ahora no cree ni en su sombra. Ha ganado en todo excepto en educar bien a sus dos hijos, Magdalena y Escobita. Son sus dos lunares en la vida, la primera nunca pudo encontrar un lugar en el mundo, ni un trabajo, ni un estudio ni un marido y el segundo, es un as para los negocios… ilegales. Pero sin Clotilde a Ismael no le ha temblado la mano para ponerlos en su sitio, quiere darles una lección, enseñarles a crecer. O al menos.
Alto ejecutivo, muy inteligente, un As para los negocios. Sabe lo que es el éxito, las buenas maneras y el lujo. Es atractivo, elegante y un gran cínico. Tiene un humor negro que muchos confunden con crueldad, pero se trata solo de un hombre que no tiene problema en decir la verdad. Cree en la razón y tiene como premisa que “el que pide consejos siempre se equivoca”. Fue un esposo ejemplar de su adorada Clotilde, pero al perderla, perdió también el poco idealismo que le quedaba en la vida.
Mal perdedor. Ahora no cree ni en su sombra. Ha ganado en todo excepto en educar bien a sus dos hijos, Magdalena y Escobita. Son sus dos lunares en la vida, la primera nunca pudo encontrar un lugar en el mundo, ni un trabajo, ni un estudio ni un marido y el segundo, es un as para los negocios… ilegales. Pero sin Clotilde a Ismael no le ha temblado la mano para ponerlos en su sitio, quiere darles una lección, enseñarles a crecer. O al menos dejarles en claro que mientras que él pueda no les dejará nada para que dilapiden.
Tímida, reservada. Madre sacrificada, esposa abnegada. Aunque es una mujer bonita, no saca provecho de su atractivo, prefiere pasar desapercibida.
Ama de casa que no terminó el bachillerato. Excelente cocinera. Su mejor amigo es Pepín, un cura que conoce sus secretos. Esta mujer que parece disfrutar el silencio y un cierto “exilio” del mundo, sólo está pagando una condena que ella misma se impuso por haber cometido un pecado que la persigue: haberle hecho creer a su esposo Felicito, que es el padre de su hijo mayor, Tiburcio.
La verdad es otra. Gertrudis muy joven se enamoró de Albeiro, un mecánico guapo y mala persona que la sedujo cuando ella trabajaba como mesera y cocinera en el parador de su tía. Pero con Albeiro no había futuro, cuando lo buscó tiempo después para contarle que estaba esperando un hijo suyo se dio cuenta que solo estaba perdiendo su tiempo. Sola, sin familia, creyendo que su hermana había muerto no tuvo más remedio que regresar a los brazos de la única persona que le tendió la mano: Felicio Yanequé. Con una fortaleza y una decisión que ella misma desconocía que tenía, volvió a buscarlo para decirle que sin que le temblara la voz, que él era el padre del hijo que estaba esperando.
Ha cargado con el peso de esa mentira 19 años, ha querido contar la verdad, pero teme lo que se viene encima. Sabe que Felicito adora a su hijo mayor y que eso terminará por romperle el corazón. Sin amigas, ni un mundo social, Gertrudis sólo tiene como confidente a su hermana Armida. A pesar de no haber “trabajado” directamente en la transportadora de su esposo, fue y es, pilar fundamental para que lo que empezó con un bus, sea ahora una transportadora importante de la ciudad de Bucaramanga. ¿Su sueño? Reconstruir su familia, lo único que realmente ha sido suyo en la vida.
Guapo, formal, inteligente, con todas las características del hijo mayor, seguro de sí mismo. Ambicioso. Cree que se las sabe todas. No se parece físicamente en nada a Felicito.
Es productivo y le gusta tener siempre muchas cosas qué hacer. Piensa que el ocio es perder el tiempo y es responsable y muy trabajador. Estresado. Teme al aburrimiento y a estancarse. Es el hijo mayor de Gertrudis y Felicito y por eso es al que más le han exigido pero también al que más le han dado gusto. Estudio Administración y por eso está convencido que sabe mucho más que su papá que a pesar de haber logrado una pequeña fortuna con su empresa, no sabe nada de administración gerencia y finanzas. Tiburcio es impaciente, considera que su papá se quedó atrás en materia de gestión.
Le desespera que Felicito no sepa usar un computador, no le interese el internet y mucho menos las teorías financieras. Tiburcio está convencido de que si lo dejaran tomar decisiones Transportes Narihuala dejaría de estar en el tercer puesto de empresas transportadoras de Bucaramanga y pasaría a ser la primera.
Mucho menos agraciado físicamente que su hermano, Miguel es más tranquilo, menos ambicioso, tiene menos ganas de figurar. No quiere ser el mejor como Tiburcio en todo, y preferiría una vida más tranquila donde nadie le pida nada.
A diferencia de su hermano Tiburcio, no lo mueve la razón sino el corazón: o mejor aún, la pasión. Nunca quiere meterse en problemas, prefiere conciliar. En el fondo se siente víctima. Pero consiguió “caerle bien a todo el mundo” gracias a la estrategia de nunca pelear y jamás tomar partido.
Es generoso, busca siempre agradar, pero en el fondo está preso de una terrible inseguridad. Es gracioso, el buen amigo, el buen hermano, el buen hijo. Siempre quiere colaborar y nunca, a diferencia de su hermano, exige nada.
Miguel, que siempre ha pasado de “agache” en realidad tiene un mundo en su cabeza desconocido para todos. Sin que él mismo lo sepa, ha ido adquiriendo durante años cierto resentimiento hacia su familia, especialmente hacia Tiburcio y Felicito. Siente que el primero se roba toda la atención y que el segundo no aprendió a valorarlo. En su corazón considera que todos son unos ingratos egoístas. En su peor aspecto trata de inspirar lástima. Su sueño: demostrarle al mundo que él valía más.
La personificación del narcismo, es ambicioso, soberbio, egoísta y con un concepto de la ley bastante flexible. Muy inteligente se destacó siempre en la universidad, no, como mejor alumno sino cómo el que lograba convencer a todos para armar negocios donde únicamente él terminaba ganando. Un hombre atractivo con una orientación sexual muy clara: es homosexual y desde hace 8 años, tiene una relación estable con el abogado Rigoberto.
Lo quiere y es tal vez la única persona por la que logra sentir un afecto real. Es un hombre vanidoso que se ganó el apodo de “ESCOBITA” porque dicen que es un mago en barrer bajo la alfombra toda la mugre que lleva encima.
Aprovechando el cargo que tenía como vicepresidente Financiero en la Aseguradora de su papá, sacó un dinero sin autorización que le costó el puesto. Decidido a demostrarle a su papá que era tan o más capaz que él para hacer negocios, armó una Fiducia que por malos manejos y por su ambición terminó “tumbando” a algunos de sus clientes que confiando en él le dieron su dinero para que invirtiera en un negocio que salió mal.
Ahora está demandado por ellos, y Escobita se siente una víctima más. Escobita no le tiembla la mano para conseguir lo que quiere, y en este caso es recuperar la fortuna de su papá y hacerle la vida imposible a Armida: su archienemiga. La desprecia y no puede creer que esta empleada de servicio sea capaz de quedarse con todo. Le tenderá varias trampas, incluida la de hacerse su mejor amigo. Mentiroso, a Escobita le gusta retar y amenazar. A su hermana la considera una “tonta útil” que sólo sirve para obedecer pero que no tiene criterio. Sueña con: ser tan respetado como su papá, pero sin hacer el mismo esfuerzo.
Elegante, bonita, insoportable, consentida, buena vida. Superficial y algo infantil, Magdalena piensa que se lo merece todo. Aunque estudió y trabaja en la oficina de su papá, no es que se destaque mucho a nivel profesional porque ella lo que quiere es pasarla bien.
Cree que el status social es todo en esta vida y desprecia y desconoce a todos los que no estén dentro de su círculo social. A pesar de tenerlo todo, hay algo que le falta, o al menos eso cree ella: la suerte. Suerte para conseguir lo único que no ha podido comprar con plata: el amor. Jamás se ha enamorado y los hombres que se le han acercado tienen todos un interés común: su dinero.
Por eso Ismael Herrera, su papá, ha conseguido siempre comprarlos para que la dejen en paz. Ella no sabe que lo que saca corriendo a la mayoría de hombre es que es demasiado superficial hasta para los superficiales. Llena de adornos, Magdalena anda dormida en este mundo que no ha querido ver, le interesa poco el otro y aprenderá su lección cuando se enamore por fin de un hombre que no cumple con ninguno de sus requisitos: Fonchito. Ex chofer de su papá, Fonchito le enseñará que con la gente no se juega.
Aunque Magdalena detesta a Armida y la considera una pobre muerta de hambre, no tiene las mismas agallas que su hermano para planear una venganza terrible. Ella simplemente obedece a Escobita. Es su aliada. Pero es una aliada que no mide las consecuencias. Vive en la fantasía. Negadora de profesión, cree que el mundo es sí o sí como ella se lo inventa en su cabeza. En el fondo adora a su papá y no soporta que éste haya conseguido el amor en otra mujer que no sea su mamá, no se lo perdona. Envidia a Armida, no entiende qué tiene esa mujer que a todos vuelve loco, que es capaz de seducir y conquistar, mientras que ella tiene un repelente natural para los hombres. Magdalena tira la toalla, huye y no enfrenta. Pero no es una mala persona, es más bien una niña que no ha querido crecer y enfrentar la adultez. Su sueño: ser una mujer.
Vanidosa, atractiva, “buenona”. Es la alegría de vivir, no es ni mucho menos la más organizada y como Felicito, tampoco aprendió a usar bien un computador así que lleva la contabilidad de la empresa a mano. Es simpática, colaboradora. Josefita es la amiga leal y compañera fiel que todos los hombres quieren tener a su lado. Como amiga, porque en el amor, Josefita no ha tenido tanta suerte.
Por fortuna, ella vive muy ocupada como para preocuparse de la razón por la cual no ha encontrado el amor.
Ella es una de las personas más importantes dentro de la Transportadora Narihuala. Todo lo que ocurre en la empresa pasa por sus manos. Es, no sólo la secretaria General, sino que es la consejera privada de Felicito. En realidad, Felicito la contrató desde hace 19 años, no tanto por sus cualidades como secretaria, sino por sus cualidades como bruja.
Desde que era niña vio fantasmas, tuvo visiones y presintió el futuro. Muy joven aprendió a leer el tarot y hoy sigue siendo su mapa de ruta para la vida. Su don le sirvió para ganarse la confianza y la amistad de Felicito Yanequé, su jefe, quien a lo largo del tiempo ha ido depositando en ella sus grandes secretos, porque ¿cómo se le miente a una bruja? Felicito confía más en Josefita que en su propia esposa o hijos.
Este don no solo ha servido para ganarse la confianza de él sino que también ha servido para que Gertrudis y sus hijos acudan a Josefita constantemente para que les adivine su futuro. El sueño de Josefita es irse de este mundo habiendo encontrado el amor.
Sinopsis
Gertrudis y Armida son dos jóvenes diametralmente opuestas. Gertrudis es sumisa, retraída, insegura, tímida. Armida es rebelde, extrovertida, segura de sí misma, impulsiva y dueña de una belleza perturbadora. Son las dos caras de una misma moneda. Se quieren y se respaldan mutuamente como lo que son: hermanas. Pero la vida no ha sido fácil para ninguna.
Su tía Luzmila, dueña de un parador de carretera las ha hecho trabajar, desde que quedaron huérfanas, como meseras, negándoles cualquier tipo de amor familiar y también el estudio. Cansadas del maltrato, sueñan con tener una vida distinta. Pero Gertrudis no tiene el valor suficiente para huir. Armida insiste en que es la única salida que les queda y cuando por accidente se entera que su tía está dispuesta a venderlas a un hombre de muy dudosa reputación, logra convencer a su hermana de que llegó el momento de escapar. Juntas hacen un plan que sale mal.
En medio de un incendio que lo consume todo, Gertrudis y Armida se separan con tan mala suerte que cada una piensa que la otra ha muerto.
Serán necesarias dos décadas para que ambas hermanas vuelvan a encontrarse. Gertrudis vive hoy en Bucaramanga, mientras que Armida vive en Bogotá. Gertrudis sobrevivió milagrosamente el incendio gracias a que un ángel guardián se le apareció en el camino y la cuidó hasta que ella logró recuperarse.
Ese ángel es hoy en día su esposo: Felicito Yanequé, un hombre humilde, trabajador, que está empeñado en cumplirle a su padre la promesa que le hizo en el lecho de muerte: salir del lodazal y jamás dejarse pisotear de nadie. Comenzó hace años como conductor de un camión, pero hoy en día es el dueño de una importante transportadora de la región: la Transportadora Narihuala. Es también el padre orgulloso de sus dos hijos: TIBURCIO y MIGUEL.
A pesar de ser el dueño de una empresa pujante, Felicito y Gertrudis siguen teniendo una vida modesta en la misma casa que compraron hace 19 años cuando ella le dijo que estaba esperando un hijo suyo. No se puede decir que ella lo ame, pero se ha acostumbrado a una vida tranquila donde el único sobresalto que de vez en cuando le roba la calma es el temor de que algún día su esposo compruebe que su hijo mayor, Tiburcio, no es en realidad su hijo. Cargar con este secreto ha sido su peor castigo. Gertrudis jamás le ha confesado a nadie que Tiburcio nació cuando se entregó completamente enamorada, y por primera vez, a un mecánico que la sedujo con falsas promesas de amor y que luego resultó ser el amante de su tía.
Pero para el mundo, el matrimonio de Felicito y Gertrudis es perfecto hasta que un hecho viene a interrumpir la paz del mundo de la familia Yanaqué: Felicito recibe una boleta de extorsión en donde lo invitan de manera muy educada y cordial a pagar una “suma razonable” de dinero a cambio de no atentar contra su empresa.
Por su parte, en Bogotá, Armida -que aún no sabe que su hermana Gertrudis está viva- está a punto de renunciar a su trabajo como empleada de servicio de una elegantísima y distinguida familia Bogotana para la cual trabaja hace más de 7 años.
Cuando llegó a Bogotá –luego del incendio- era todavía una niña que se abrió camino de todas las maneras posibles. Fue vendedora en la plaza de mercado, mesera, peluquera y sí, hasta bailarina erótica en un bar hasta que consiguió un trabajo estable y más o menos bien pago cuando entró a trabajar como cocinera en la casa de la familia Herrera.
Pero sus sueños siempre han sido otros, insiste en que ella algún día hará plata y que lo único que le ha faltado es una oportunidad. Desde que era niña se destacó siempre por su baile y con los años se inventó lo que ella considera que la sacará de pobre: el CHAMPETÓN, una técnica de baile que promete grandes beneficios para la salud y obviamente resultados comprobados para bajar de peso. Armida lleva años ahorrando para montar su academia de Champetón y está apunto de lograrlo, por eso tiene que renunciar. Su vida parece estar mejorando excepto por su relación con NARCISO, su novio desde hace cuatro años, que aunque la adora no se decide a dar el gran salto hacia el matrimonio. No importa lo que Armida diga, Narciso no se convence. No se quiere casar.
Por lo pronto, Armida se contenta con renunciar para montar su propio negocio, pero cuando le está explicando a su jefe, DON ISMAEL HERRERA, el viudo millonario y dueño de una importante aseguradora, por qué necesita renunciar, éste sufre un infarto. Convencida de que lo mató, Armida llora y sufre por la muerte aparente de quién ha sido el mejor jefe de su vida.
Christian Tappan es Felicito Yanequé
Terco como mula, Felicito es un hombre de principios. No da su brazo a torcer. Modesto, prudente y orgulloso. Aprendió de su papá la más importante lección de todas: en la vida uno no se debe dejar pisotear por nadie. Esta frase lo marcó de por vida. Honesto, trabajador, soñó siempre con salir adelante. Comenzó desde muy joven a trabajar como conductor de una empresa de transportes intermunicipal.
Ahorraba todo lo que ganaba, jamás compró algo innecesario y comía solo dos veces al día, cuando logró ahorrar cierta cantidad importante de dinero compró su primer camión que él mismo comenzó a manejar. Usó la misma metodología que ha usado siempre y es seguir gastando como si fuera empleado y uno independiente y así poco a poco y con la ayuda de Gertrudis, que jamás le exigió nada, fue haciéndose a una flota de 11 buses que hoy tienen algunas de las rutas más importantes de la ciudad.
Katherine Escobar es Armida López
Es extrovertida, alegre, impulsiva. No le teme a casi nada. Sexy, atractiva, siempre consigue que los hombres se volteen a mirarla. Tiene un cuerpo perfecto, gracias a que adora el baile. Desde que tuvo que salir corriendo a los 13 años de un incendio que la separó de su hermana llegó a Bogotá buscando un futuro mejor. En su recorrido hizo de todo: vendedora de frutas, en la plaza, mesera, ladronzuela, peluquera y hasta bailarina de striptease.
Hace 10 años consiguió trabajo como empleada de servicio en la elegante casa de los Herrera. Allí se hizo la mano derecha de Clotilde la señora de la casa que murió no sin antes hacerle prometer a Armida que cuidaría de su esposo y de sus hijos. En el presente, Armida tiene dos sueños: dejar su trabajo como empleada del servicio para montar su academia de CHAMPETÓN, una técnica que ella diseñó desde hace años y casarse con NARCISO, su novio desde hace cuatro años que la adora pero que no parece tener ganas de dar el gran paso. Dueño y señor de la aseguradora Granseguros.
Alto ejecutivo, muy inteligente, un As para los negocios. Sabe lo que es el éxito, las buenas maneras y el lujo. Es atractivo, elegante y un gran cínico. Tiene un humor negro que muchos confunden con crueldad, pero se trata solo de un hombre que no tiene problema en decir la verdad. Cree en la razón y tiene como premisa que “el que pide consejos siempre se equivoca”. Fue un esposo ejemplar de su adorada Clotilde, pero al perderla, perdió también el poco idealismo que le quedaba en la vida. Mal perdedor. Ahora no cree ni en su sombra. Ha ganado en todo excepto en educar bien a sus dos hijos, Magdalena y Escobita.
Son sus dos lunares en la vida, la primera nunca pudo encontrar un lugar en el mundo, ni un trabajo, ni un estudio ni un marido y el segundo, es un as para los negocios… ilegales. Pero sin Clotilde a Ismael no le ha temblado la mano para ponerlos en su sitio, quiere darles una lección, enseñarles a crecer. O al menos dejarles en claro que mientras que él pueda no les dejará nada para que dilapiden.
Diego Trujillo es Ismael Herrera
Dueño y señor de la aseguradora Granseguros. Alto ejecutivo, muy inteligente, un As para los negocios. Sabe lo que es el éxito, las buenas maneras y el lujo.
Es atractivo, elegante y un gran cínico. Tiene un humor negro que muchos confunden con crueldad, pero se trata solo de un hombre que no tiene problema en decir la verdad. Cree en la razón y tiene como premisa que “el que pide consejos siempre se equivoca”. Fue un esposo ejemplar de su adorada Clotilde, pero al perderla, perdió también el poco idealismo que le quedaba en la vida. Mal perdedor.
Ahora no cree ni en su sombra. Ha ganado en todo excepto en educar bien a sus dos hijos, Magdalena y Escobita. Son sus dos lunares en la vida, la primera nunca pudo encontrar un lugar en el mundo, ni un trabajo, ni un estudio ni un marido y el segundo, es un as para los negocios… ilegales. Pero sin Clotilde a Ismael no le ha temblado la mano para ponerlos en su sitio, quiere darles una lección, enseñarles a crecer. O al menos.
Alto ejecutivo, muy inteligente, un As para los negocios. Sabe lo que es el éxito, las buenas maneras y el lujo. Es atractivo, elegante y un gran cínico. Tiene un humor negro que muchos confunden con crueldad, pero se trata solo de un hombre que no tiene problema en decir la verdad. Cree en la razón y tiene como premisa que “el que pide consejos siempre se equivoca”. Fue un esposo ejemplar de su adorada Clotilde, pero al perderla, perdió también el poco idealismo que le quedaba en la vida.
Mal perdedor. Ahora no cree ni en su sombra. Ha ganado en todo excepto en educar bien a sus dos hijos, Magdalena y Escobita. Son sus dos lunares en la vida, la primera nunca pudo encontrar un lugar en el mundo, ni un trabajo, ni un estudio ni un marido y el segundo, es un as para los negocios… ilegales. Pero sin Clotilde a Ismael no le ha temblado la mano para ponerlos en su sitio, quiere darles una lección, enseñarles a crecer. O al menos dejarles en claro que mientras que él pueda no les dejará nada para que dilapiden.
Sandra Reyes es Gertrudis López
Ama de casa que no terminó el bachillerato. Excelente cocinera. Su mejor amigo es Pepín, un cura que conoce sus secretos. Esta mujer que parece disfrutar el silencio y un cierto “exilio” del mundo, sólo está pagando una condena que ella misma se impuso por haber cometido un pecado que la persigue: haberle hecho creer a su esposo Felicito, que es el padre de su hijo mayor, Tiburcio.
La verdad es otra. Gertrudis muy joven se enamoró de Albeiro, un mecánico guapo y mala persona que la sedujo cuando ella trabajaba como mesera y cocinera en el parador de su tía. Pero con Albeiro no había futuro, cuando lo buscó tiempo después para contarle que estaba esperando un hijo suyo se dio cuenta que solo estaba perdiendo su tiempo. Sola, sin familia, creyendo que su hermana había muerto no tuvo más remedio que regresar a los brazos de la única persona que le tendió la mano: Felicio Yanequé. Con una fortaleza y una decisión que ella misma desconocía que tenía, volvió a buscarlo para decirle que sin que le temblara la voz, que él era el padre del hijo que estaba esperando.
Ha cargado con el peso de esa mentira 19 años, ha querido contar la verdad, pero teme lo que se viene encima. Sabe que Felicito adora a su hijo mayor y que eso terminará por romperle el corazón. Sin amigas, ni un mundo social, Gertrudis sólo tiene como confidente a su hermana Armida. A pesar de no haber “trabajado” directamente en la transportadora de su esposo, fue y es, pilar fundamental para que lo que empezó con un bus, sea ahora una transportadora importante de la ciudad de Bucaramanga. ¿Su sueño? Reconstruir su familia, lo único que realmente ha sido suyo en la vida.
José Daniel Cristancho es Tiburcio Yanequé
Guapo, formal, inteligente, con todas las características del hijo mayor, seguro de sí mismo. Ambicioso. Cree que se las sabe todas. No se parece físicamente en nada a Felicito.
Es productivo y le gusta tener siempre muchas cosas qué hacer. Piensa que el ocio es perder el tiempo y es responsable y muy trabajador. Estresado. Teme al aburrimiento y a estancarse. Es el hijo mayor de Gertrudis y Felicito y por eso es al que más le han exigido pero también al que más le han dado gusto. Estudio Administración y por eso está convencido que sabe mucho más que su papá que a pesar de haber logrado una pequeña fortuna con su empresa, no sabe nada de administración gerencia y finanzas. Tiburcio es impaciente, considera que su papá se quedó atrás en materia de gestión.
Le desespera que Felicito no sepa usar un computador, no le interese el internet y mucho menos las teorías financieras. Tiburcio está convencido de que si lo dejaran tomar decisiones Transportes Narihuala dejaría de estar en el tercer puesto de empresas transportadoras de Bucaramanga y pasaría a ser la primera.
Diego Garzón es Miguel Yanequé
A diferencia de su hermano Tiburcio, no lo mueve la razón sino el corazón: o mejor aún, la pasión. Nunca quiere meterse en problemas, prefiere conciliar. En el fondo se siente víctima. Pero consiguió “caerle bien a todo el mundo” gracias a la estrategia de nunca pelear y jamás tomar partido.
Es generoso, busca siempre agradar, pero en el fondo está preso de una terrible inseguridad. Es gracioso, el buen amigo, el buen hermano, el buen hijo. Siempre quiere colaborar y nunca, a diferencia de su hermano, exige nada.
Miguel, que siempre ha pasado de “agache” en realidad tiene un mundo en su cabeza desconocido para todos. Sin que él mismo lo sepa, ha ido adquiriendo durante años cierto resentimiento hacia su familia, especialmente hacia Tiburcio y Felicito. Siente que el primero se roba toda la atención y que el segundo no aprendió a valorarlo. En su corazón considera que todos son unos ingratos egoístas. En su peor aspecto trata de inspirar lástima. Su sueño: demostrarle al mundo que él valía más.
Juan Manuel Lennis es Ignacio 'Escobita' Herrera
La personificación del narcismo, es ambicioso, soberbio, egoísta y con un concepto de la ley bastante flexible. Muy inteligente se destacó siempre en la universidad, no, como mejor alumno sino cómo el que lograba convencer a todos para armar negocios donde únicamente él terminaba ganando. Un hombre atractivo con una orientación sexual muy clara: es homosexual y desde hace 8 años, tiene una relación estable con el abogado Rigoberto.
Lo quiere y es tal vez la única persona por la que logra sentir un afecto real. Es un hombre vanidoso que se ganó el apodo de “ESCOBITA” porque dicen que es un mago en barrer bajo la alfombra toda la mugre que lleva encima.
Aprovechando el cargo que tenía como vicepresidente Financiero en la Aseguradora de su papá, sacó un dinero sin autorización que le costó el puesto. Decidido a demostrarle a su papá que era tan o más capaz que él para hacer negocios, armó una Fiducia que por malos manejos y por su ambición terminó “tumbando” a algunos de sus clientes que confiando en él le dieron su dinero para que invirtiera en un negocio que salió mal.
Ahora está demandado por ellos, y Escobita se siente una víctima más. Escobita no le tiembla la mano para conseguir lo que quiere, y en este caso es recuperar la fortuna de su papá y hacerle la vida imposible a Armida: su archienemiga. La desprecia y no puede creer que esta empleada de servicio sea capaz de quedarse con todo. Le tenderá varias trampas, incluida la de hacerse su mejor amigo. Mentiroso, a Escobita le gusta retar y amenazar. A su hermana la considera una “tonta útil” que sólo sirve para obedecer pero que no tiene criterio. Sueña con: ser tan respetado como su papá, pero sin hacer el mismo esfuerzo.
Norma Nivia es Magdalena Herrera
Elegante, bonita, insoportable, consentida, buena vida. Superficial y algo infantil, Magdalena piensa que se lo merece todo. Aunque estudió y trabaja en la oficina de su papá, no es que se destaque mucho a nivel profesional porque ella lo que quiere es pasarla bien.
Cree que el status social es todo en esta vida y desprecia y desconoce a todos los que no estén dentro de su círculo social. A pesar de tenerlo todo, hay algo que le falta, o al menos eso cree ella: la suerte. Suerte para conseguir lo único que no ha podido comprar con plata: el amor. Jamás se ha enamorado y los hombres que se le han acercado tienen todos un interés común: su dinero.
Por eso Ismael Herrera, su papá, ha conseguido siempre comprarlos para que la dejen en paz. Ella no sabe que lo que saca corriendo a la mayoría de hombre es que es demasiado superficial hasta para los superficiales. Llena de adornos, Magdalena anda dormida en este mundo que no ha querido ver, le interesa poco el otro y aprenderá su lección cuando se enamore por fin de un hombre que no cumple con ninguno de sus requisitos: Fonchito. Ex chofer de su papá, Fonchito le enseñará que con la gente no se juega.
Aunque Magdalena detesta a Armida y la considera una pobre muerta de hambre, no tiene las mismas agallas que su hermano para planear una venganza terrible. Ella simplemente obedece a Escobita. Es su aliada. Pero es una aliada que no mide las consecuencias. Vive en la fantasía. Negadora de profesión, cree que el mundo es sí o sí como ella se lo inventa en su cabeza. En el fondo adora a su papá y no soporta que éste haya conseguido el amor en otra mujer que no sea su mamá, no se lo perdona. Envidia a Armida, no entiende qué tiene esa mujer que a todos vuelve loco, que es capaz de seducir y conquistar, mientras que ella tiene un repelente natural para los hombres. Magdalena tira la toalla, huye y no enfrenta. Pero no es una mala persona, es más bien una niña que no ha querido crecer y enfrentar la adultez. Su sueño: ser una mujer.
Linda Lucía Callejas es Josefa Méndez
Ella es una de las personas más importantes dentro de la Transportadora Narihuala. Todo lo que ocurre en la empresa pasa por sus manos. Es, no sólo la secretaria General, sino que es la consejera privada de Felicito. En realidad, Felicito la contrató desde hace 19 años, no tanto por sus cualidades como secretaria, sino por sus cualidades como bruja.
Desde que era niña vio fantasmas, tuvo visiones y presintió el futuro. Muy joven aprendió a leer el tarot y hoy sigue siendo su mapa de ruta para la vida. Su don le sirvió para ganarse la confianza y la amistad de Felicito Yanequé, su jefe, quien a lo largo del tiempo ha ido depositando en ella sus grandes secretos, porque ¿cómo se le miente a una bruja? Felicito confía más en Josefita que en su propia esposa o hijos.
Este don no solo ha servido para ganarse la confianza de él sino que también ha servido para que Gertrudis y sus hijos acudan a Josefita constantemente para que les adivine su futuro. El sueño de Josefita es irse de este mundo habiendo encontrado el amor.
COMMENTS